LAS PUERTAS DE MI CASA
Las puertas
de mi casa
sueñan con pájaros,
con bosques,
con ríos,
con el árbol
oscuro de la noche
poblado
de luciérnagas.
Y con el día,
siempre elegante,
bordada la camisa
de mariposas
amarillas,
sombrero azul,
terno verde,
cortado a la medida
por la luz,
su claro sastre.
Se llenan de hojas
las puertas
de mi casa,
de libélulas,
de ramas,
caracoles,
y el olor azul
a buganvilia
mientras esperan
mi llegada
las abejas.
¡Ay, de mí!
¡Ay, de ti!
¡El mar del tiempo
Nos separa!
Camino por el país
de la distancia,
en lo lejos,
sin sombra,
sin abrigo,
como una oveja
perdida
en el desierto.
¡Levanta
tu cayado,
oh Moisés,
separa de nuevo
estas aguas
de piedra!
Déjame
volver al sur,
a la lluvia,
a los bosques,
a tu promesa
de pájaros,
a la frescura
de silencio y plata
de su niebla.
Ya caminé,
ya caminé,
herí mis pies
en las tinieblas,
comí langostas,
bebí el agua rota
de la ausencia,
me perdí
tras un cordero
más negro
que mi sombra,
y en las manos
tengo polvo,
tierra me quedó
de este camino.
Quiero llegar
al sur,
ver con mis ojos
lo que sueñan
mis palabras,
a ese día,
cuando
vestida de cielo
y de hierbas,
con lenguas
de viento y fuego
escriba la luz,
en las puertas
de mi casa,
el nuevo pacto
de la bienvenida.
Ramón Rubina
Ilustración, Gustavo Valenzuela