LA CICLISTA
Al poeta Tristán Alta Gracia La oí orinar la puerta de mi compadre Cepeda, como un aviso, en medio de
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Seguir leyendoEl canal era nuestro verano. Jugábamos, cantábamos y nadábamos entre sus orillas putrefactas. En calzoncillos o desnudos. Total, no teníamos
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Seguir leyendoFue a eso de las doce cuando Alamiro, el loco, se encaramó a la torre de la iglesia. En pleno
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