SI ESTAS AHÍ

Si estás ahí,
te amo.
si no estás,
te amo dos veces:
una porque faltas
y la otra
por que llegas
al instante
donde habito
como
un río perdido.
No se
que será de nosotros,
a que lugar
estamos
predichos,
si a esa casa en ruinas
del olvido
o al jardín
donde
soñamos
con un árbol
lleno
de manzanas.

Recuerdas
al ciclista
azul?
el que nos ató
como
a dos pájaros
de fuego
y nos regaló
la fruta irrepetible
de la vida?
Aún anda
por las calles
y en los muros
y papeles
donde escribo
tu nombre,
Rebeca Latorre,
pedalea
su artefacto
de agua
y cielo.

Te amo
y tengo miedo,
no quiero
perderte,
no quiero
esa
herida
terrible
del abandono,
irrecuperable
como la muerte.

Te amo,
he mirado
el silencio
de Dios
en las estrellas,
he visto
las calles
cubiertas
de mariposas
rotas
como espejos
o lágrimas
y a pesar de todo
te amo.

Ya no importa
el mañana,
la eternidad
es ahora
para la mujer
y el hombre
reunidos
en una misma
sangre,
construyamos
lo único
que podemos
construir
humanamente,
el pasado,
el nuestro,
el que propusimos
a Dios
para establecernos
en su luz
verdadera.

Caminemos
de la mano
para que seamos
viejos
un día
sin darnos cuenta,
inseparables
hasta descansar
en la muerte,
esa puerta
oscura
que nos espera
y abriremos
como
si saliéramos
de un sueño.
Ahí dormiremos
como dos
catedrales
a la espera
de las grandes
trompetas
que nos despertarán
al primer
gran día
del verdadero
amor,
constantes
como dos ríos
en llamas.

Nos tomaremos
nuevamente
de la mano
y caminaremos
por la nueva
casa,
sus jardines,
sus claras
habitaciones
donde
otra vez
moraremos,
tú y yo,
como si nunca
¡Nunca!
nos
hubiéramos
ido.


Ramón Rubina

Ilustración, «Un barco naufragado», Carlos de Haes